Hidden within what may appear as an editorial shooting at first, lurks the mixed feelings Sofia Ayarzagoitia felt on her residency in madrid. It was here where she stumbled upon the “Lavapiés” neighborhood where she became enamored with its people. Feeling as she unveiled something that neglects to be hidden no longer , her gesture to grasp her camera and shoot came by second nature. From the pool of photographs she compiled, emerged the photobook “Everynight temo ser la la dinner” where through a mix of disconnected photos (at first hand) she narrates her encounters with eleven men, either as a fling or as an emotional vulning, all these men resides within from or near “Lavapiés”.
In her photobook “Everynight temo ser la dinner” she speaks about her fear of just existing in a “machista” country. Every corner turns into a guessing game, hoping that one didn't lose the lottery as one turns by. One could either meet a new friend or become the subject of relentless target for “hit up” attempts (Harassment, in other words).
Through these photos we can see a compilation of black people, reflecting the community Lavapiés houses, a melting pot of cultures that became home for an array of migrants that had no choice than to leave home. Inherently some citizens of Madrid also share these spaces, but more often than not they are people that don't fit into societal norms. Despite these circumstances and the high amount of illegal activity happening in this neighborhood, such as drug consumption and robbery, Ayarzagoitia dove fully into her obsession, not stopping into superficial research.
She fully committed and befriended most of her subjects and even dated some of them. These allowed for the intimacy that's present in the photos to manifest, allowing the reader to only understand glimpses and flashes of what's truly underneath gaze; the fear of becoming someone else's dinner.
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Ocultos dentro de lo que al principio puede parecer una sesión editorial, se encuentran los sentimientos encontrados que Sofia Ayarzagoitia experimentó durante su residencia en Madrid. Fue allí donde descubrió el barrio de Lavapiés, del cual se enamoró de su gente. Sintiendo que había revelado algo que ya no podía seguir oculto, su gesto de tomar la cámara y disparar vino de manera natural. De la colección de fotografías que reunió surgió el fotolibro Everynight temo ser la dinner, donde, a través de una mezcla de fotos aparentemente desconectadas, narra sus encuentros con once hombres, ya sea como un amorío pasajero o como una vulnerabilidad emocional. Todos estos hombres residen en o cerca de Lavapiés.
En su fotolibro Everynight temo ser la dinner, habla de su miedo a simplemente existir en un país "machista". Cada esquina se convierte en un juego de adivinanza, esperando no haber perdido la "lotería" con cada vuelta. Se podría conocer a un nuevo amigo o convertirse en el blanco de intentos constantes de "ligue" (acoso, en otras palabras).
A través de estas fotos podemos ver una compilación de personas negras, reflejando la comunidad que alberga Lavapiés, un crisol de culturas que se ha convertido en hogar para una variedad de migrantes que no tuvieron más opción que abandonar su tierra. Algunos ciudadanos de Madrid también comparten estos espacios, pero con más frecuencia son personas que no encajan en las normas sociales. A pesar de estas circunstancias y la gran cantidad de actividades ilegales que ocurren en este barrio, como el consumo de drogas y los robos, Ayarzagoitia se sumergió por completo en su obsesión, sin quedarse en una investigación superficial.
Se comprometió por completo, hizo amistad con la mayoría de sus sujetos e incluso salió con algunos de ellos. Esto permitió que la intimidad presente en las fotos se manifestara, permitiendo al lector entender solo destellos y vislumbres de lo que realmente está debajo su mirada: el miedo a convertirse en la "cena" de otra persona.
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